Nadie tuvo dudas de la extrema gravedad de la caída. La dirección de carrera detuvo enseguida la carrera. Fue significativo que la señal de televisión cortara de inmediato cualquier imagen de la evacuación en ambulancia del piloto. El último plano que se vio de Simoncelli, tomado desde el aire, helaba la sangre. De ese cuerpo al que se le escapaba la vida.
A la puerta de la clínica se dirigieron el padre y la novia de Simoncelli. A ella no la dejaron pasar, sí a él. En el 'paddock' se sucedían los rumores sobre el estado del italiano. El pesimismo crecía a medida que pasaban los minutos. Los pilotos esperaban, cada vez con menos ganas de volver a subirse a la moto.
Carmelo Ezpeleta, consejero delegado de Dorna, la empresa organizadora del Mundial, fue comunicando uno por uno a los pilotos que la carrera no se iba a reanudar. "Marco está mal y no está la cosa para correr", dijo ante las cámaras de TVE. No había noticias desde el recinto sanitario donde atendían a Simoncelli pero sí imágenes en directo. Paolo, su padre, salía de la clínica con las manos en la cabeza.
El corazón del piloto no latía. Según declararon después los médicos que le atendieron, el italiano "entró en parada cardiorrespiratoria como consecuencia del fuerte impacto que recibió en la cabeza, cuello y pecho, por lo que se procedió a su intubación y a la realización de maniobras de recuperación durante más de 45 minutos, pero todas ellas resultaron y se declaró oficialmente muerto al piloto".
Simoncelli, de 24 años, disputaba su gran premio 149º en el Mundial. Campeón del mundo de 250 cc en 2008 -precisamente se proclamó campeón en Sepang- desde el año pasado corría para Honda en MotoGP. Le esperaban muchos años en la máxima categoría, donde debía sustituir a Valentino Rossi en el corazón de los 'tifosi' cuando éste dejara la competición. Quería pilotar como él, ganar como él, ser distinto como él. Estuvo cerca. Los dos serán eternos.
Descansa en paz, siempre se te recordará entre los más grandes.
A la puerta de la clínica se dirigieron el padre y la novia de Simoncelli. A ella no la dejaron pasar, sí a él. En el 'paddock' se sucedían los rumores sobre el estado del italiano. El pesimismo crecía a medida que pasaban los minutos. Los pilotos esperaban, cada vez con menos ganas de volver a subirse a la moto.
El corazón del piloto no latía. Según declararon después los médicos que le atendieron, el italiano "entró en parada cardiorrespiratoria como consecuencia del fuerte impacto que recibió en la cabeza, cuello y pecho, por lo que se procedió a su intubación y a la realización de maniobras de recuperación durante más de 45 minutos, pero todas ellas resultaron y se declaró oficialmente muerto al piloto".
Simoncelli, de 24 años, disputaba su gran premio 149º en el Mundial. Campeón del mundo de 250 cc en 2008 -precisamente se proclamó campeón en Sepang- desde el año pasado corría para Honda en MotoGP. Le esperaban muchos años en la máxima categoría, donde debía sustituir a Valentino Rossi en el corazón de los 'tifosi' cuando éste dejara la competición. Quería pilotar como él, ganar como él, ser distinto como él. Estuvo cerca. Los dos serán eternos.
Descansa en paz, siempre se te recordará entre los más grandes.
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